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PELI: «Red» (EE. UU., 2010)

Lo bueno de Hollywood es que no deja de sorprender nunca al público (y en especial, al que suscribe estas humildes líneas). Cuando uno ya se creía curado de espanto, cuando creía haber visto de todo, bueno y malo (muy malo), cuando el mundo había comenzado a tener un sentido después de haber visto Machete… ¡Bang! Me meto el truño del que voy a hablar a continuación: Red.

Ante todo debo romper una lanza en mi favor diciendo que he visto este excremento completamente engañado, engatusado miserablemente con nocturnidad y alevosía. Esto es una estafa. Siga leyendo para conocer el porqué.

Esta película es un auténtico cachondeo. En todos los sentidos. Y no porque sea una comedia divertida, que no lo es, ni una buena cinta de acción, que tampoco. En realidad no se sabe muy bien qué es: parece una cinta de espías (no lo es) porque los personajes, la mayoría, son espías; parece una cinta de esas de fuegos artificiales con coches volando y explosiones que quitan el hipo (no lo es), pero todo es muy predecible; parece una parodia por las escenas de manual (no lo es), pero todo queda a medias y con poco o ningún entusiasmo. Creo que quiere ser un filme parecido a Mentiras arriesgadas, pero se queda corto en todo.

Es que, aunque se quiera hacer algo nuevo y salirse de lo convencional, también hay que hacerlo bien. Y en Red veo un popurrí de géneros y de situaciones típicas que ya he visto en otras mil películas mejores que uno sale cabreado y con la tensión arterial desmelenada. Todo tiene su razón de ser en la vida, un rumbo una lógica. Para empezar, habría que tratar de definir qué es Red, qué tipo de cine es este que parece un filme de acción a lo Arma letal y de comedia a lo No me grites que no te veo. De lo que no hay duda es que esta cinta pertenece a ese género cinematográfico en el que hay que dejar el cerebro antes de entrar a la sala del cine, porque sólo es necesaria la vista para asimilar lo que nos pretende contar; no hay espacio para la reflexión, what you see is what you get, ni para suposiciones de ningún tipo. Es más simple que el mecanismo de un chupete.

No, no es Mr. Proper

No, no es Mr. Proper

Pero es que uno ve que el reparto está compuesto por un sólido plantel de actores de la talla de Bruce Willis, Morgan Freeman, John Malkovic y Helen Mirren y se dice, indudablemente, lógicamente, impepinablemente, que esa peli debe estar bien, al menos entretenida, vamos un peliculón (¡pero me engañaron!); que si el guión no es muy bueno, suplirá la carencia un buen trabajo interpretativo; que si la dirección no es muy allá, ahí estará el caché de estos cuatro pedazo de actores para reflotar el barco y no hacernos bostezar la 1:40 minutos que dura este esperpento mal defecado. ¡Dios mío! Es que todavía no me puedo creer que estos grandísimos actores hayan hecho semejante vosta fílmica y desde ayer no paro de hacerme preguntas del tipo: ¿será porque están cortos de dinero que han aceptado el papel más vergonzoso de su vida? ¿Será que firmaron el contrato drogados hasta las cejas? ¿Les engañaron y cambiaron el guión en el último momento y no pudieron negarse a rodar? ¿Podían estar tan aburridos como para aceptar conscientemente participar en semejante enjendro? En fin, que no encuentro la lógica por más vueltas que le dé.

Frank ligando

Frank ligando

Cada vez que recuerdo que he visto Red, me pongo red de vergüenza. Una historia absurda hasta lo indecible de un agente secreto de operaciones encubiertas de la CIA retirado, Frank Moses (Bruce Willis) que de repente alguien decide retirarlo completamente, es decir, mandarlo a criar malvas. Pero nuestro amigo Frank es una mezcla de Jason Bourne, James Bond y Dirty Harry, con la diferencia de que es calvo y habla muy muy pausadamente y bajito (qué irritante). Pero el problema que más le preocupa a nuestro héroe no es el hecho de que no pueda dar dos pasos sin que alguien intente volarle la tapa de los sesos. No, el problema para Frank es que se ha enamorado de una telefonista de call center (ya están las mujeres dando por saco) a la que llama todos los días para flirtear tontamente.

Bajando el porcentaje de productividad de la empresa

Bajando el porcentaje de productividad de la empresa

Amigos, sí, no copien sus tácticas de ligoteo porque lo llevarán claro. Los que están intentado mandarle al otro mundo son, ni más ni menos que la CIA y están al tanto de sus llamadas y sus patéticos intentos de llevar a la señorita Sarah Ross (Mary-Louise Parker) a posición horizontal. Esto, obviamente, la pone en peligro a ella también, no quedándole más remedio a nuestro alabado héroe que secuestrar a Sarah, quien en principio opone resistencia, pero que al final queda deslumbrada por la brillante calva… digo, brillante habilidad de Frank de salir airoso de los lances con los malos malosos.

Frank descubre que detrás del intento de asesinato hay una conspiración para matar a varios agentes secretos, jubiletas todos ellos, que participaron en una sucia operación en Guatemala: la masacre de una aldea entera. Hay que joderse qué frívolos son estos gringos con todo lo que toca al resto de los pueblos americanos. En esta peli barata y absurda a más no poder que quedará olvidada dentro de un mes se sirven insultantemente de un país y de una situación real miserable para estructurar un guión de peli de serie C. La cinta está llena de frases que hacen apología de las armas y de quitar vidas en líneas de guión tan frescas y casposas como Hace mucho tiempo que no mato y similares. Frank decide, pues, reunirse con los viejos compañeros que participaron en aquella masacre, advertirles del peligro y coordinar esfuerzos para defenderse. El resto es una orgía de efectos especiales (baratos la mayoría) y previsibles (todos ellos), diálogos de vergüenza ajena y escenas que pretenden hacer reír y que básicamente no lo consiguen nunca, como cuando alguien te cuenta un chiste sin gracia, todo ello aderezado con comentarios desperdigados que ensalzan el placer de matar o el poder de las armas. Ah, olvidaba mencionar que parte de la caspa de la cinta recupera el trilladísimo motivo de la guerra fría al introducir a un personaje ruso, un espía que por supuesto tenía que llamarse Iván y que odiaba a muerte a nuestro flamante héroe Frank, pero que ahora (¿será la senilidad?), está dispuesto hasta dejarse acribillar a balazos por echarle una mano.

Un ruso que se llamá Iván y bebe vodka. ¡No me lo puedo de creer!

Un ruso que se llama Iván y bebe vodka. ¡No me lo puedo de creer!

Lo primero que pensé a los 10 minutos de película fue en qué derroche de dinero, actores y medios para parir semejante bodrio. Todavía estoy incrédulo de haber visto lo que he visto (y la tensión arterial no se me ajusta ni pa’trás). Lo dicho, historia absurda que para más inri está mal contada, mal dirigida y editada, y con actorazos que parece más que hayan ido a por el cheque que a por otra cosa. Sólo por curiosidad me habría gustado ver a alguna de estas cuatro figuras promocionando esta peli. ¡Eso sí que sería interpretar un papel difícil!

PD: John, Morgan, Hellen, volved al camino de la rectitud, por favor…

  • Valoración: 1 sobre 5.
  • Dificultad lingüística: media tirando a alta (sobre todo por los diálogos rápidos).