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Mis impresiones sobre el Kindle 3

Comentaba en una entrada de más abajo que iba a hacer un pequeño comentario sobre el Kindle 3. Pues aquí está.

Como soy un tío que viaja mucho (leo lo que puedo y compro libros cuando me lo permite la economía) y estaba cansado de llenar cajas de libros a cada mudanza (cinco mudanzas integrales en los últimos tres años y una que nunca llegó a su destino haciéndome perder tomos para mí de gran valor) tomé hace un tiempo la decisión de informarme sobre el mundo de los e-readers con la intención de adquirir uno. La tarea me llevó casi tres semanas, pero es algo que estoy convencido de que mereció la pena.

Después de visitar innumerables foros y páginas web sobre e-readers, de ver decenas de vídeos comparativos y explicativos sobre el aparato, creo poder afirmar que conozco bastante bien las características medias de cada uno de los dispositivos más importantes del mercado. La decisión final se dilucidó entre el Kindle de Amazon y el Nook de Barnes & Noble, acérrimos competidores por hacerse con la mayor cuota de este sector creciente del mercado. Finalmente me incliné por el Kindle. Y los motivos principales fueron estos:

  • El precio: mucho más económico que la mayoría de dispositivos similares.
  • La autonomía de la batería.
  • La valoración general que he encontrado tanto en la página de Amazon como en foros y páginas web independientes.
  • El tamaño (es verdad que es tan fino o menos que un lápiz).

Pensé que la pantalla a color y táctil del Nook a la larga sólo podrían suponer un mayor gasto de batería y yo necesitaba un aparato para leer, o sea, lo más parecido a un libro. Al principio pensé que la pantalla de 6″ resultaría demasiado pequeña, pero me sorprendió que la mayoría de los e-readers fueran de ese tamaño. Si era así, sería por algún motivo con fundamento, a fin de cuentas, la letra se puede aumentar o reducir a gusto de cualquiera. Pues sí, después de utilizarlo durante casi dos meses, esa pantalla que al principio me parecía a todas luces mínima, hace su función estupendamente: simplemente aumento un poco el tamaño de la letra y paso más rápido las «páginas». Por otro lado la todavía rudimentaria forma de leer PDFs tampoco me molesta demasiado. Suelo leer sobre todo libros en formato EPUB y MOBI (exclusivo para el Kindle), aunque hace poco se me ocurrió probar a meter unos apuntes de Derecho que tengo en PDF. Para ello recomiendo encarecidamente el uso de un gestor de libros electrónicos llamado Calibre con el que también se pueden convertir los libros a un gran número de formatos. El problema es que la conversión de PDF a otros formatos no siempre se efectúa correctamente, sobre todo si el texto contiene mucho formato, ilustraciones o tablas. De todas formas no hay prácticamente nada que sea imposible y buscando adecuadamente en Internet podemos dar con tutoriales para recuperar de una forma más que decente el formato original de los PDF convertidos.

En dos meses he leído cuatro libros (que tengo intención de ir reseñando aquí) y la vista no se me ha cansado en absoluto. Por lo que casi puedo afirmar que es, para mí, una herramienta de lectura imprescindible durante mis estancias en el extranjero para las que llevar varios libros puede ser un incordio.

La primera impresión fue el peso. Compré el Kindle con la funda «oficial» de cuero sin luz y obviamente, al tratarse de un aparato electrónico en cuyas entrañas hay chips, cables y metal, pesa más de lo que haría un libro de las mismas dimensiones, es decir, un libro de bolsillo. Pero esto es algo a lo que pasada una semana uno termina por acostumbrarse. La razón por la cual decidí comprar la funda sin luz es porque pensé que el e-reader debería ser un sustituto lo más fiel posible de un libro convencional y como siempre que leo lo hago o bien de día o bien a la luz de una lámpara, me pareció superfluo adquirirlo con bombillita, que además, aumentaba considerablemente el precio de la funda.

La autonomía de la batería es espectacular. En estos dos meses lo he cargado dos veces con un uso moderado, es decir, una media de una hora al día. Parece poco, pero insisto que es una media, e incluye el uso de Internet vía Wi-Fi, la toma de notas, la descarga de libros de prueba de la página de Amazon, etc.

La verdad es que en términos generales estoy bastante satisfecho con el aparato. Cubre perfectamente las necesidades que tengo: llevarme muchos libros durante mis viajes, que no ocupe, que no tenga que recargarlo a menudo, que no me canse la vista y sobre todo que se convierta en un substituto lo más parecido al libro real. Eso sí, mi predilección por leer libros «de verdad» sigue intacta y espero no perderla. Como el olor de las hojas de un libro recién comprado hay pocas cosas en el mundo.