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LIBRO: «Ovnis: S.O.S. a la humanidad», Juan José Benítez

«Ovnis: S.O.S a la humanidad», J. J. BenítezLa culpa no es mía, no toda. Al menos una parte la tiene la prima de mi novia cuando un día llegó a casa entusiasmada con el libro de El caballo de Troya 1 e hizo que me picara la curiosidad por saber más sobre este escritor cuyos libros encontraba durante mi infancia en todas las estanterías de familiares y amigos sin excepción. La otra parte de culpa, confieso, proviene de mi intención por ir abriendo mis horizontes literarios a géneros y obras de todo tipo: «hay que leer de todo para poder opinar de todo» dijo alguien cuyo nombre no recuerdo (a lo mejor fui yo).

Pero como el volumen de El caballo de Troya 1 no es nada desdeñable, apenas 1000 páginas de tomo y lomo, y como tampoco iba a comerme semejante tocho así por las buenas, decidí comenzar con una obra de Benítez de dimensiones algo más reducidas. Así que, de entre todas las posibilidades de este prolífico escritor me decanté por una de sus obras iniciales que, además, para hacer justicia a mi nuevo principio adquirido de leer «de todo», trata sobre ovnis. Y tiene 232 páginas.

Así que éste es, por tanto, el primer libro que leo del famoso J. J. Benítez y también el primero que leo sobre esta pseudociencia llamada ufología. Quién iba a decírmelo, yo el mega escéptico leyendo sobre ovnis y demás. Pero bueno, haberlo leído no quiere decir que me haya creído esas cosas que cuenta sobre gente que habla con extraterrestes por vía telepática y esas explicaciones que relacionan el mundo sideral con la tradición religiosa católica. De hecho es que no me creo nada de nada de lo que se cuenta.

Pero confieso que el libro arranca de manera muy interesante y confieso también que, aunque estaba realmente ocupado con mis traducciones (trabajo con el que me gano los garbanzos), nada más abrir la primera hoja, ésta me llevó a pasarme media tarde leyendo sin interrupción.

Todas las obras que enfocan su existencia en motivos o premisas reales, sobre todo si se trata de ensayos o crónicas periodísticas, como pretende ser el caso, se dotan de un atractivo irresistible, incluso para los más escépticos. Y es que esta obra de Benítez, publicada en el lejano 1974, es fruto de una noticia que pasó en aquel entonces bastante desapercibida sobre un grupo de personas en Perú que tenían contactos con extraterrestres. A La Gaceta del Norte, periódico para el que trabajaba Benítez, le resultó muy llamativa tanto la noticia como la poca repercusión que obtuvo, de modo que envía a Benítez para que investigue in situ. Así que el libro comienza un poco con cierto estilo detectivesco, con un Benítez declarado escéptico total pero dispuesto a averiguar lo que leches está pasando en Perú.

En sus investigaciones conoce a la gente de IPRI (Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias), cuyos miembros, según afirma Benítez con diligencia, son gente normal que hace una vida normal, que no tiene predisposición a las cosas extrañas u ocultas, que son licenciados universitarios, estudiados, formados, pero que los fines de semana se echan al desierto para ver ovnis en el cielo y conversar con ellos telepáticamente.

Como digo, el libro empieza con las premisas necesarias para enganchar a los escépticos como yo: Benítez es un periodista, es también escéptico, se limita a entrevistar a los miembros del IPRI, transcribe sus palabras y así sucesivamente. Vamos, que uno dice: «esto va en serio; no es, por ahora un cuento de hadas». Benítez explica que la forma de comunicación con los extraterrestres es la vía telepática. Los miembros del IPRI se reúnen en un lugar adecuado con un lápiz y un papel, dejan la mente en blanco y al rato comienzan a escribir los mensajes que los extraterrestres, llamados por los del IPRI «guías», les dictan. A través de estos mensajes les citan para los avistamientos o les explican todas las dudas que les surgen. Así que, como digo, la primera mitad del libro tiene toda la pinta de que la cosa no es una broma.

Pero el caso es que todo se empieza a desmoronar a medida que avanzamos en la segunda mitad y que los miembros del IPRI le explican a Benítez todas sus dudas, muchas de ellas, debo decir, formuladas con preguntas muy lógicas y muy bien planteadas. No sé porqué, pero antes de que ocurriera empecé a sentir un cierto tufillo a secta, a la inminente llegada de temas religiosos (esto es lo bueno de ser escéptico). Y efectivamente en la última mitad del libro, los miembros del IPRI comienzan a explicarle a Benítez la conexión que existe entre los alienígenas y el folclore católico. De hecho, es sorprendente que todo lo que los extraterrestres enseñan (quiénes son, cuál es su cometido en la tierra, qué es el hombre, qué es Dios, etc.) no son más que confirmaciones de lo que se aprecia en muchos (ambiguos) pasajes de la Biblia.

Los alienígenas están contactando humanos (sólo a un grupo selecto) para ofrecerles la sabiduría y las enseñanzas necesarias con el fin de salvarlos de una catástrofe inminente (y aquí estoy yo escribiendo sobre esto 37 años después). Explican que el cosmos está habitado por seres de otros planetas (los que tratan con el IPRI son de Ganímedes y Apu, satélites de Júpiter), que el ser humano es un ser intelectualmente inferior y en comparación con ellos muy limitado, que está condenado a su autodestrucción. Los alienígenas intentan salvar a unos cuantos para evitar nuestra extinción y aprovechar la ocasión para explicarnos la concepción del universo, la que, por cierto, se menciona en las Sagradas Escrituras.

La recta final del libro es un batiburrillo de explicaciones metafísicas sobre el espíritu, Dios y la madre que lo parió, y la razón de nuestra existencia. En muchas de estas páginas Benítez se limita a transcribir lo que los miembros del IPRI le dicen en las entrevistas, pero finalmente encontramos que él se desmarca de todas esas teorías. Al fin y al cabo no tiene ninguna prueba fehaciente, salvo los escritos fruto de los contactos telepáticos que los mismos miembros del IPRI le proporcionan. Entonces llega el ovni.

Benítez, en un alarde de sensatez, les dice que a pesar de todo no tiene bases para creer esa historia y los del IPRI le invitan finalmente a un avistamiento para convencerlo. En el avistamiento, a las afueras de Lima, logran ver al final unas luces muy brillantes que se mueven y desaparecen de manera extraña. Obviamente, Benítez no lleva la cámara de fotos que suele portar en todo momento durante las entrevistas y da los motivos para ello. Entre ellos destaca que los propios miembros del IPRI, quienes le han enseñado a él en varias ocasiones sus propias fotos de los ovnis, le prohíben tomar instantáneas (¿por qué ellos sí pueden y Benítez no? ¿Por qué a pesar de todo, como periodista, Benítez no se saltó esa prohibición?). Así que al final, Benítez dice que lo que vio durante el avistamiento no pudo ser otra cosa que ovnis, aunque no aporta más pruebas que su afirmación. A pesar de que la gente del IPRI no sólo le ha mostrado fotos a Benítez de los ovnis, le ha explicado los tipos de naves y le ha descrito incluso el interior de una de ellas afirmando que todo ello es cierto, sin embargo, Benítez sólo ve unas luces extrañas en el cielo que tienen aspecto en forma de disco. Eso es todo.

En fin, que al final me ha costado bastante terminar este libro. Si lo he hecho ha sido por ustedes (agradezcan), por poder hacer una reseña en este blog y por poder decir que me he leído un libro sobre ufología (algo impensable en mí hace tan sólo unas pocas semanas atrás). La historia, a pesar de los esfuerzos de la gente del IPRI, es insostenible, deja innumerables preguntas en el aire. Si no, ¿dónde está la catástrofe inminente? ¿Si los extraterrestres son todo Amor y Sabiduría, son seres superiores a los humanos, por qué salvar a unos pocos? ¿Por qué ese afán de ocultarse a la mayoría mientras en Perú hay una organización llamada IPRI con sede física y todo que afirma a los cuatro vientos que tiene contactos con los extraterrestres y ve ovnis los fines de semana? ¿Por qué entonces no permiten a Benítez hacer fotos ni divulgan las suyas para que puedan ser analizadas? ¿Por qué los alienígenas llegan en ese preciso momento y no antes en la historia para ayudar con más tiempo antes de la inminente cataclismo? ¿Por qué todo esto? ¿Por qué?

Chi lo sa.

Valoración: 2 sobre 5 (porque el inicio es interesante).