PELI: «Cinco metros cuadrados», España 2011

Cinco metros cuadradosPocas veces me animo a ir al cine para ver una película española (aunque últimamente, por el precio de la entrada tampoco me animo a ir al cine para ver películas de otros países), pero después de leer las críticas de ésta y de conocer un poco de la trama me entró curiosidad por verla.

Tampoco he sido un asiduo a las series de televisión de Tejero y Alterio; es más, el primero nunca ha sido un actor de mi devoción, ni siquiera cuando en una entrevista éste se quejaba de que siempre le ofrecían papeles cómicos cuando lo que él buscaba eran personajes dramáticos. Pues bien, después de ver Cinco metros cuadrados mi opinión sobre Fernando Tejero ha cambiado radicalmente. Y no sólo eso, también he sentido un poco de esperanza por el cine español, tal vilipendiado por el espectador patrio, muchas veces con todas las de la ley por crear productos realmente mediocres.

Cinco metros cuadrados no es una película perfecta (pocas lo son) ni siquiera una gran película, pero no deja ese sabor de boca pastoso y repetitivo de muchas del cine patrio de los últimos tiempos, que suelen adolecer en guiones flojos e interpretaciones pobres. En esta cinta vemos un guión bastante sólido, al menos durante los dos primeros tercios, que sólo flaquea, a mi modo de ver, en la forma de cerrar la historia; también unas interpretaciones más que solventes en la que es de justicia destacar el trabajo de Fernando Tejero, alrededor de cuyo personaje gira toda la acción. Realmente Fernando lo borda. Realiza una interpretación estupenda, como pocas veces he visto en el cine patrio, haciéndonos creer en todo momento la desesperación del personaje y llevándonos junto a él hacia lo más profundo del abismo. Pero la verdad es que no sólo Fernando Tejero realiza un trabajo magnífico, también lo hace Malena Alterio en un papel secundario que, creo, habría dado para mucho mucho más, sobre todo porque ella es una excelente actriz; Manuel Morón y Emilio Gutiérrez Caba, los malos de la película, también están a la altura de las circunstancias y entre todos estos excelentes secundarios elevan la calidad de la cinta a niveles más que aceptables.

La decisión de guionistas y director de centrarse en el drama del personaje de Fernando Tejero (Alex) es muy respetable y probablemente responda a la intención de exprimir al máximo las cualidades artísticas de Fernando y de obtener un mejor análisis de la caída en desgracia de un ciudadano cualquiera que ve cómo los sueños de su vida se escapan por el sumidero de la especulación inmobiliaria. Pero como he dicho un poco más arriba, creo que no habría estado mal darle un poco más de peso al personaje de Malena.

La historia que cuenta Cinco metros cuadrados es la historia de una estafa urbanística en la que las principales víctimas son siempre los ciudadanos de a pie. Una historia en la que se verán identificadas muchas personas porque en los últimos tiempos de burbuja y especulación inmobiliaria se han repetido con excesiva frecuencia este tipo de casos.

Si la narración de una película se pudiera comparar con el despegue de un avión, diría que la película arranca motores bien y echa a rodar por la pista satisfactoriamente para, al final, no terminar de despegar del todo, o para volar a una altura más baja de la que esperábamos, siendo esa precisamente la única parte débil que le achaco a la película. La forma de cerrar la historia se me hace algo precipitada y dudosamente exitosa, como la sonrisa final de Virginia parece querer decirnos. Cuando la veáis ya me diréis si os parece que Alex y Virginia han conseguido justicia o si por el contrario se han metido en un lío todavía más grave.

Pero en cualquier caso, la película, que mantiene en suspenso al espectador casi todo el metraje, merece la pena aunque sea sólo por ver a un Fernando Tejero que se sale de la pantalla. Muy recomendable.

  • Valoración: 4 sobre 5.

Publicado el 20 noviembre, 2011 en Películas, películas españolas, PELIS y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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